I TALLER FINANZAS EXTERNAS Y DEUDA.
RED CUBANA DEL OBSERVATORIO INTERNACIONAL DE LA DEUDA
EL EURO Y SUS IMPLICACIONES PARA
AMERICA LATINA
FEBRERO, 2008
EL EURO Y SUS IMPLICACIONES PARA AMERICA LATINA
I) INTRODUCCION
El surgimiento y puesta en circulación del Euro, puede definirse como el acontecimiento mas importante de la Economía Internacional en el nuevo milenio, en tanto no solo conlleva cambios sustanciales en el diseño y funcionamiento del Sistema Monetario en su conjunto, sino que trasciende esta esfera y el ámbito geográfico europeo, para devenir en fenómeno que implica transformaciones de significación a nivel mucho mas global.
Es así que, a pesar de la juventud de esta divisa -cuya circulación plena se inició en el año 2002, integrando ya a 13 países de la Unión Europea- se aprecian importantes repercusiones de su surgimiento y evolución en las relaciones comerciales, monetarias, financieras, así como en la propia integración a escala mundial. Sobresale su utilización como moneda de reserva internacional y como divisa de refugio, de forma tal que a fines del pasado año 2006 equivalía al 25,8% del total de reservas internacionales, deviniendo la segunda divisa en importancia mundial después del dólar norteamericano.
Para América Latina, la perspectiva del euro puede resultar alentadora, como vía para diversificar sus activos y pasivos, reduciendo de este modo su extrema dependencia con relación al dólar, y también como alternativa monetaria frente a los problemas que enfrenta la región, que han conllevado a la creciente dolarización de muchos de estos países.
En el caso particular de Cuba, la utilización del Euro es una muy importante y recomendable alternativa, tanto en el orden comercial, como monetario y financiero, sobre todo si se considera que el bloqueo impuesto por Estados Unidos incluye como una de sus medidas, la prohibición de utilización del dólar por parte de las autoridades cubanas en las operaciones internacionales. Como la mayoría de las transacciones mundiales está nominada en esta divisa, se comprenderá hasta que punto el riesgo cambiario ha sido especialmente oneroso para el país, viéndose obligado a afrontar enormes pérdidas.
Teniendo en cuenta la importancia que ha tenido el fenómeno del surgimiento de la moneda europea y las alternativas que ofrece, principalmente desde el punto de vista del cuestionamiento de la hegemonía del dólar en el Sistema Monetario Internacional, resulta de primordial interés el análisis de su evolución y perspectivas, considerando el conjunto de factores que están incidiendo positiva y negativamente en su comportamiento.
Este es precisamente el objetivo del presente trabajo, que se propone profundizar tanto en la posible evolución futura de la moneda europea, incluyendo los principales aspectos teóricos asociados a ello, como en su impacto para América Latina, visto sobre todo como alternativa para reducir la dependencia respecto al dólar norteamericano en su sentido amplio.
II) BASES FUNDAMENTALES DEL EURO.
El lanzamiento del Euro, como parte de la Unión Económica y Monetaria (UEM) que se propuso conformar la Unión Europea, es el resultado de un largo proceso de preparación del esquema integracionista, -lleno de aciertos y fracasos- cuyos antecedentes inmediatos están básicamente asociados al establecimiento del Mercado Unificado a partir de 1992 y al fortalecimiento del Sistema Monetario Europeo surgido en 1979, pero cuyas bases se estaban estableciendo de una u otra forma, desde la creación de la entonces Comunidad Económica Europea en 1958.
Otro elemento que habla a favor del euro, está relacionado con el elevado nivel de desarrollo y el peso que ostentan dentro de la economía internacional, los países que integran la Eurozona, lo que deviene en sustento importantísimo del diseño, creación y comportamiento de la divisa europea.
También ha estado presente el fracaso del Sistema de la Serpiente Europea que como resultado de la crisis del Sistema Monetario Internacional de los años setenta y el fin de la era de los tipos de cambio fijos, provocó cuantiosas pérdidas y compulsó a la búsqueda de soluciones propias, de modo de reducir en lo posible los nocivos efectos de la inestabilidad monetaria mundial.
En las circunstancias actuales el buen funcionamiento de la moneda única constituye -por su importancia e incidencia en la economía mundial- un gran reto para Europa, y se inscribe, a su vez, en el contexto de la lucha por la hegemonía mundial frente a los restantes polos de poder, sobre todo Estados Unidos y Japón. Esta realidad, junto con los enormes desafíos que se derivan del fenómeno de la globalización, explican los considerables esfuerzos que se han desplegado y se seguirán desplegando para garantizar un comportamiento adecuado de la moneda, por lo que debe ser entendido como una cuestión de interés estratégico vital para la UE.
La respuesta a todas estas prioridades se ha tratado de encontrar a través de la profundización y ampliación simultánea del proceso integracionista, deviniendo -a pesar del conjunto de problemas que enfrenta-en una especie de paradigma de la Regionalización y sus tendencias a nivel mundial. Esta realidad le imprime a la divisa europea un importante aval que ha estado siendo reconocido por los diferentes agentes económicos desde su surgimiento.
El lanzamiento Euro como parte de la Unión Económica y Monetaria se apoyó en un complejo y rápido proceso de creación de las condiciones necesarias para garantizar su éxito, basado en los llamados Indicadores de Convergencia . Ello impuso la aplicación de políticas económicas restrictivas en los países miembros, lo que significó un serio esfuerzo, especialmente para los de menos desarrollo relativo como España, Portugal y Grecia, que estaban muy interesados en no quedar fuera del proyecto. Resulta obvio el esfuerzo que deberán realizar los nuevos miembros para incorporarse, en tanto están obligados a hacerlo más tarde o más temprano de acuerdo con el compromiso contraído de cumplir con el acervo comunitario. Ello al mismo tiempo, tendrá el peligro de incrementar la heterogeneidad de la Eurozona aunque se cumpla con los indicadores formulados.
Hay que tener en cuenta que estos indicadores han sido criticados desde diversos puntos de vista, ya sea por su carácter esencialmente monetario sin incluir otras variables económicas que pudieran explicar una convergencia mas real y efectiva, como por las propias particularidades de la selección, puesto que países como Bélgica a pesar de no haber cumplimentado todos los requerimientos, fueron considerados al entenderse que habían realizado suficientes esfuerzos por alcanzar las metas propuestas. También estuvieron presentes consideraciones políticas pues, por ejemplo, no era concebible que Alemania, siendo el puntero de Europa no se incorporara al grupo de avanzada de la UEM aunque enfrentara importantes déficits presupuestarios por los costos de la reunificación.
Este aspecto puede considerarse una debilidad y un peligro del proceso de creación de condiciones para el lanzamiento del Euro, pues ante la ausencia de una convergencia real los países pueden enfrentar problemas serios como resultado de la instrumentación de medidas conjuntas, como las acciones de Política Monetaria, que conllevan una total perdida de soberanía de los países en estos aspectos, lo que se ve reforzado por la existencia del Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico que establece serias disciplinas también en el orden fiscal.
Este es precisamente uno de los elementos clave que indujeron al Reino Unido y Dinamarca a no comprometerse a participar en la conformación del Euro y la UEM, lo que ha devenido una importante debilidad de la moneda única, sobre todo en el caso del Reino Unido, que constituye un centro de gran importancia mundial desde el punto de vista comercial, pero sobre todo financiero.
A pesar de estas y otras dificultades que emanan lógicamente de tan ambicioso proyecto, realizado en tan breve tiempo , el Euro logro salir airoso de su etapa mas peligrosa, el periodo de transito, que implicaba ajustar un enorme conjunto de medidas imprescindibles para el adecuado funcionamiento de la nueva moneda, formando parte indisoluble de la realidad cotidiana de los europeos y del Sistema Monetario Internacional en su conjunto.
Resulta obvio que en la actualidad la tasa de cambio más importante en los mercados mundiales es precisamente la relación euro-dólar, que ha devenido en una tasa de carácter verdaderamente internacional.
III UNA APROXIMACION TEORICA AL EURO COMO MONEDA INTERNACIONAL
Las bases de partida que avalan el análisis acerca de la realización por parte del euro de las funciones como moneda internacional se sustentan sobre todo en su condición de uno de los polos de poder más importantes a nivel internacional, destacándose el caso de países como Alemania y Francia, cuyo peso individual es también muy sobresaliente.
Por otra parte, Suecia, Dinamarca y en menor medida Reino Unido que no pertenecen a la Eurozona, utilizan de manera creciente esta moneda, lo mismo que otras naciones europeas, los países mediterráneos y los africanos, también con estrechos vínculos con la Unión. También el uso del euro se ha incrementado de manera importante en países no directamente vinculados con la Unión como Arabia Saudita y China, que tratan de diversificar así sus enormes reservas monetarias.
Sobresale asimismo cómo el uso del Euro está teniendo una importante connotación política, para todos aquellos que no desean o no pueden utilizar el dólar estadounidense, que ha sido la moneda de reserva por excelencia desde mediados del siglo pasado.
Es así que el gobierno iraní decidió desde 1999 cambiar parte de sus operaciones petroleras en euros, mientras que Venezuela y Corea del Norte avanzan en este sentido, al tiempo que Rusia -que realiza la mayor parte de sus ventas de petróleo a Europa- también privilegia el euro en sus operaciones.
Más importante aún, en fecha tan lejana como 2003 -cuando sólo se cumplía un año de la circulación física de la divisa comunitaria- 51 países lo utilizaban como moneda de referencia, ancla monetaria o como parte de una cesta para la valoración de sus monedas nacionales.
Está también presente el tan debatido tema de la convertibilidad, concepto que en la actualidad no se refiere a la conversión de la moneda a oro u otros metales, pues después de la crisis del Sistema de Bretton Woods, aún las divisas más importantes circulan sólo avaladas por la ley y tienen exclusivamente un carácter fiduciario. En estas circunstancias, convertibilidad se refiere sobre todo a aceptabilidad que se logró en el caso del euro por las condiciones anteriormente apuntadas y también por estar avalado por el 20% de las tenencias de oro y de las reservas en dólares de cada país miembro de la Eurozona, depositadas en el Banco Central Europeo.
En general, se han creado las condiciones que han contribuido a crear las bases para que el Euro emerja cada vez más como moneda capaz de competir exitosamente frente a la primacía del dólar norteamericano, conformándose de esta manera un sistema monetario de carácter eminentemente dual, que resta importancia a la libra esterlina, el yen japonés y otras monedas de reserva, expresando hasta cierto punto un reordenamiento de la distribución de poderes a nivel internacional.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el dólar tiene toda una historia de hegemonía a nivel internacional, lo que, sin dudas, define la apreciación psicológica de los agentes económicos, habituados a su utilización preeminente, incluyendo la valoración del comercio internacional y de los mercados bursátiles, la mayor parte de las operaciones financieras, la estructuración de las principales reservas monetarias internacionales y sobre todo, como base sobre la que se sigue sustentando el Sistema Monetario Internacional actual.
La pregunta seria entonces, que condiciones debe cumplir el euro para seguir competiendo exitosamente frente al dólar, de modo de lograr un lugar preponderante en la organización monetaria mundial.
En primer lugar debe considerarse que, la utilización de la moneda única como divisa verdaderamente internacional es un concepto amplio, que incluye muchos aspectos que incluso trascienden la esfera económica y que toma tiempo, pues ante todo debe ser capaz de romper la inercia del uso del dólar durante tantos años.
La intervinculación entre dos monedas refleja en última instancia una correlación de poderes y la comparación del estado de las dos economías que representan, incluyendo diversos indicadores como los niveles de crecimiento, las tasas de inflación y de interés y también el comportamiento de los flujos comerciales y sobre todo en los últimos tiempos, los flujos financieros. Es por ello que el reconocimiento del euro como moneda internacional transita de manera muy particular por la situación de sus diferentes mercados financieros que no han logrado hasta el momento integrarse verdaderamente como el resto de la economía europea.
En general se aprecia un creciente uso del euro como moneda de nominación de activos por parte de los agentes privados, tanto en las emisiones de títulos, que ha llegado a alcanzar el 30% del total mundial en comparación con el dólar que representa el 43% y también como divisa de endeudamiento, donde se cumple una proporción similar de 37% y 46% respectivamente. En este sentido es importante reiterar que la divisa europea sólo tiene cinco años de circulación mundial.
Además de la indiscutible significación del aspecto financiero, la internacionalización del euro ha pasado también por su papel desde el punto de vista comercial, cuestión en la que ostenta ventajas por la significación de la Eurozona como importante centro comercial mundial, que ha llegado a absorber el 20% del total internacional , lo que contrasta, sin embargo, con el hecho de que prácticamente todo el intercambio mundial, bursátil o no, esta valorado en dólares norteamericanos.
En este contexto se hace necesario analizar el cumplimiento de las funciones del dinero por parte del euro, esto es, medida de valor, medio de circulación, medio de atesoramiento y medio de pago, para entonces poder desempeñar cabalmente la función de dinero mundial.
Tal como ya se ha señalado, se puede apreciar que la moneda europea cumple de manera creciente su función como medio de circulación y de pago, principalmente en el plano comercial, lo que viene dado sobre todo por la importancia del Continente en el comercio mundial y la ventaja que significa la realización de este tipo de operaciones con un volumen tan considerable de países a través de una sola moneda, a lo que se adiciona, la significación del comercio intracomunitario. Al mismo tiempo resulta evidente que en la actualidad, el volumen fundamental de operaciones en el comercio mundial se lleva a cabo a través del crédito, es decir, cuando el dinero cumple las funciones de medio de pago.
No obstante, la función de medio de pago en el contexto de intervenciones en los mercados cambiarios ha sido cumplida débilmente por el euro, en tanto hasta el momento las autoridades europeas apenas lo han utilizado, mientras que normalmente los restantes países usan preferentemente el dólar.
El resultado es totalmente diferente cuando se analiza la función de medida de valor, cuando la mayor parte del comercio internacional esta valorado en dólares, con lo que en muchas ocasiones se genera una diferencia entre la moneda de facturación de las operaciones y el medio de pago, con la correspondiente incertidumbre y el riesgo cambiario que entraña. Sin embargo, si bien el cumplimiento de esta función prácticamente se circunscribe al ámbito europeo, también se consideran aquellas naciones que hayan anclado sus monedas al euro, o con un volumen de comercio muy significativo con la EUROZONA, que están creciendo de manera significativa como fue señalado anteriormente.
Como medio de atesoramiento, está siendo a su vez crecientemente utilizada, tanto en la emisión de activos como en la composición de las reservas internacionales de una cantidad cada vez mayor de países.
Se aprecia, en general, un uso importante del euro a nivel internacional, teniendo en cuenta el cumplimiento de las principales funciones del dinero, sobre todo si se considera la relativa juventud de la divisa europea, pero comparativamente está aún lejos de alcanzar al dólar norteamericano, previéndose, sin embargo que de continuar su avance como hasta ahora, en un plazo razonable de tiempo, sea capaz de romper las inercias que están presentes y pueda llegar a alcanzar de algún modo el lugar del dólar e incluso llegar a superarlo.
Al mismo tiempo, no debe perderse de vista que el proyecto del euro tiene un objetivo esencialmente interno, como vía para continuar fortaleciendo la integración europea, por lo que no es de esperar que las autoridades comunitarias lleven a cabo acciones particulares encaminadas a apoyar el papel internacional de su divisa, aunque tampoco se realizan acciones en sentido contrario, lo que de hecho favorece en general su creciente utilización.
Por otra parte, existe consenso entre los especialistas de las premisas que debe cumplir una moneda para garantizar su reconocimiento internacional son básicamente su estabilidad y previsibilidad, aceptabilidad, liquidez, y poseer un peso significativo en las relaciones económicas internacionales.
Se puede apreciar, -tal como se ha enunciado en este epígrafe- que el euro en sentido general cumple estos requerimientos. Sin embargo, la cuestión de la estabilidad y previsibilidad es muy cuestionable tanto por la existencia de importantes desequilibrios internacionales, como por las incertidumbres típicas del mundo de hoy y muy en especial, el desarrollo de la especulación, que constituyen un obstáculo de significación para el buen funcionamiento de cualquier moneda, y que condicionan en buena medida su volatilidad.
Sin embargo, el dólar norteamericano no sólo está también sometido a estas mismas condicionantes, sino que enfrenta serios problemas de carácter estructural como los crecientes déficits gemelos -comercial y presupuestario- que hacen peligrar su credibilidad, pero que mantiene su hegemonía ante la ausencia de una mejor alternativa, en estrecha relación con la combinación del poderío económico, político y militar de Estados Unidos.
Como contraste, a favor del euro se considera la posibilidad que ofrece para disminuir los riesgos cambiarios para todos aquellos que realicen operaciones importantes en la zona, lo que incluye su utilización como medida de valor, además de su creciente uso para la nominación de títulos- valores y como forma de diversificar las reservas internacionales de los diferentes países o como moneda de intervención.
Partiendo de estos elementos y considerando además que es de prever una consolidación de los mercados europeos de capital y de sus sistemas bancarios, todo apunta a concluir que se están dando las condiciones para que la moneda única europea ocupe un lugar cada vez mas importante en el sistema monetario internacional, cuestionando seriamente la hegemonía del dólar, con lo que se conformara un sistema bipolar en el mediano plazo, que por largo tiempo tendrá un carácter asimétrico a favor de la moneda norteamericana, balance que parece ser ira cambiando en detrimento del dólar ante la persistencia de los serios problemas que enfrenta la economía de Estados Unidos.
Este escenario conllevaría a la necesidad de desarrollar una cierta coordinación económica y monetaria mas estrecha entre las partes, sobre todo en la medida en que tal bipolaridad se torne más simétrica, de modo de tratar de reducir la volatilidad de las tasas de cambio, cuestión que al menos por el momento resulta poco probable, dado el énfasis que ambas partes realizan en las cuestiones de carácter interno, a menos que las circunstancias obliguen a un mayor acercamiento de las políticas económicas respectivas.
En otras palabras, el estado de las contradicciones entre ambos centros de poder mundial podrá pasar a un segundo plano en caso de que las grandes incertidumbres de la economía mundial condicionen una coordinación de acciones, presionadas por las circunstancias, mientras que si se logran sortear el conjunto de problemas existentes, la “relativa” calma hará resurgir los intereses diferenciados entre las partes.
IV.- LA EVOLUCION DE LA MONEDA UNICA
Quizás una de las cuestiones más debatidas respecto al euro es lo referido a la evolución de su tipo de cambio respecto al dólar estadounidense, que se ha estado estructurando de manera creciente como una verdadera tasa de cambio a nivel internacional, puesto que interrelaciona a las dos divisas más importantes a este nivel.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que la tendencia alcista o bajista de una moneda no necesariamente indica por sí misma una situación favorable o no de la misma, teniendo en cuenta además que su comportamiento es expresión de diversos factores internos y externos, mientras que hay que diferenciar claramente entre los fundamentales de una moneda desde el punto de vista estructural de su comportamiento coyuntural.
La tasa de cambio es algo que expresa básicamente la situación interna de los dos países o regiones involucradas y su interrelación, por lo que su análisis debe incluir ambos puntos de vista para que refleje la realidad integral condicionada por todo este conjunto de factores.
Como puede apreciarse en el Grafico 1 -que refleja la evolución del euro frente al dólar desde su surgimiento- el comportamiento de esta moneda ha transitado en esencia por dos etapas claramente definidas -con excepción de los clásicos altibajos coyunturales- la primera, desde la puesta en circulación del euro virtual en 1999 , que culminó hasta meses después de su puesta en circulación, en junio de 2002, cuando se produjo un punto de inflexión en su caída y comenzó a recuperarse hasta la actualidad.
GRAFICO 1: EVOLUCION HISTORICA DEL EURO
Fuente: Agencia Reuters
Entre las principales razones por las cuales se depreció el Euro durante la primera etapa, se destacan las siguientes:
El lanzamiento de una nueva moneda como es el euro, perteneciente a un grupo de países cuyo peso en la economía internacional es indudable, esta sujeto principalmente en un primer momento a todo un conjunto de incertidumbres, ajustes y asimilación por parte de los agentes económicos, lo que explica al menos parcialmente cualquier comportamiento errático o inesperado.
La propia valoración realizada por las autoridades europeas , pues existe consenso en afirmar que el que el euro nació sobrevalorado respecto al dólar, de acuerdo a la correlación existente en ese momento entre la economía norteamericana -en franco periodo de auge- y la europea, afectada por un lento crecimiento, graves problemas de desempleo y un relativo retraso tecnológico, con los que se combinaron factores coyunturales y estructurales.
Las incertidumbres asociadas a las políticas económicas aplicadas por el naciente Banco Central Europeo.
El papel de importador neto de capitales de Estados Unidos, estimulados por los diferenciales de las tasas de interés a favor del mercado estadounidense, favoreciendo así la demanda de dicha moneda. Hay que tener en cuenta que en la actualidad las divisas están mucho más influenciadas por los flujos de capital que por los comerciales. A ello se unieron las debilidades de los mercados financieros de la Eurozona, poco integrados, que no cuentan con la participación del más importante de la Región, el del Reino Unido.
Las limitaciones asociadas a la falta de Unión Política en el Viejo Continente.
En estas condicionantes de la evolución del Euro en su primera etapa de aparición, también estuvo presente el hecho de que se trataba de una moneda en esencia virtual, que no circulaba ni se imprimía, respecto a la que los agentes económicos debían romper la barrera sicológica del desconocimiento y la incertidumbre.
Como elementos que han incidido favorablemente sobre el Euro, en su segunda etapa , sobresalen los siguientes:
Los cambios que se han producido en las tendencias de los flujos financieros, que privilegian más a Europa, debido al empeoramiento de la situación de la economía estadounidense, los problemas existentes en los mercados inmobiliarios y también al incentivo que representa el creciente mercado europeo.
El propio desarrollo del mercado interior y el funcionamiento pleno de la moneda única constituyen factores que favorecen un mejor desenvolvimiento de la actividad económica, lo que debe generar un círculo virtuoso a favor de la evolución del tipo de cambio. Es así que en el año 2006 se alcanzó una tasa de crecimiento económico de 2.7% respecto al año anterior y si bien estas cifras no resultan demasiado alentadoras y se diferencian entre países, permitan colocar a la Región en una posición más favorable dentro del contexto internacional que la que había venido ocupando en años anteriores.
Se aprecia un mejor ’engrasamiento" de los mecanismos de puesta en funcionamiento de la nueva moneda, entre ellos, el mayor reconocimiento por parte de los agentes económicos de las acciones del Banco Central Europeo.
Las autoridades europeas se han esforzado para crear todas las condiciones posibles -a pesar del conjunto de dificultades existentes-para garantizar la implantación de la moneda única y dar respuesta así al propósito de convertirla en una divisa estable a nivel mundial, teniendo en cuenta sobre todo el significado que su éxito tiene para el fortalecimiento de la posición de Europa en la economía mundial y frente a los restantes polos de poder.
Más recientemente, el euro ha comenzado nuevamente a apreciarse, llegando a cotizarse a la tasa record de 0,6988 euros/dólar en lo que ha incidido sobre todo la caída del dólar, como expresión de la continuación de los déficits gemelos y la disminución que ha tenido lugar en la principal tasa de interés norteamericana, que ha llegado a alcanzar el 4,75% -una magnitud superior a la esperada por el mercado, con posibilidades de mayores reducciones futuras- como vía para estimular la débil economía del país asolada por las turbulencias de los mercados hipotecarios. Ello disminuye los diferenciales de rendimiento respecto a otras divisas y condiciona que los inversionistas no privilegien al dólar, reduciendo su demanda.
Por otra parte, y también en el contexto del desarrollo de la especulación respecto al mercado inmobiliario, ha tenido lugar una sensible reducción de las ventas de viviendas en EE UU, apoyando el desarrollo de una política monetaria expansiva, que se traduce en posibles nuevas disminuciones de los intereses.
Asimismo esta presente en general el miedo al riesgo de que se desate una crisis especulativa de grandes proporciones en Estados Unidos, con lo que se pierde confianza en las inversiones en el país y la moneda estadounidense.
De cualquier forma, todos estos hechos deben ser analizados en su justa dimensión, sin excesivo optimismo ni pesimismo, teniendo en cuenta además que no necesariamente un euro fuerte puede interpretarse como una tendencia favorable, pues al tiempo que promueve la confianza de los agentes económicos nacionales e internacionales, limita las exportaciones europeas, lo que atenta entonces, a su vez, contra el crecimiento y la evolución económica en general. De aquí se deriva que el mejor atributo que puede concebirse para la moneda, además de una valoración adecuada y reconocida por el mercado, es sobre todo su estabilidad.
No cabe dudas que la puesta en circulación del euro ha resultado en general exitosa, tanto desde el punto de vista de las autoridades, como de la población y de los agentes económicos, trascendiendo sus ventajas a nivel internacional, pudiéndose salvar adecuadamente en un corto plazo de tiempo un conjunto importante de obstáculos operativos y logísticos. Se ha logrado asimismo un importante nivel de coordinación macroeconómica entre los miembros, creándose las condiciones que favorecen en general una mayor estabilidad y un mejor desenvolvimiento económico, lo que estimula las inversiones y la posición de estos países a nivel mundial.
La incorporación de nuevos miembros a la Eurozona como Eslovenia y perspectivamente Chipre y Malta, hablan de lo atractivo del proyecto, pero al mismo tiempo le imprimen un mayor grado de incertidumbre relacionado con el aumento de la heterogeneidad y los problemas asociados a la convergencia real.
En términos perspectivos, la Unión Económica y Monetaria Europea y el euro, como su componente principal, siguen estando sujetos a diversas condicionantes y obstáculos, pues aún están presentes problemas serios que ponen en peligro este empeño, como es el caso de la falta de convergencia real de las economías participantes, que se agudiza con la ampliación hacia el este; los aspectos aun pendientes para la conformación de un verdadero mercado interior; los limites al crecimiento que impone el Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico, por su carácter recesivo, -pero que a su vez constituye un prerrequisito para el mantenimiento de la convergencia concebida por las autoridades europeas- y en especial, la deficiente integración de los mercados de capital europeos, cuestión que podría revertirse en caso de que se incorpore el Reino Unido, pero que resulta bastante improbable en el corto plazo.
Subsisten asimismo otros problemas importantes como la ausencia de Unión Política, que para muchos constituye una condición de primer orden para el buen funcionamiento de la moneda única, pero que resulta impensable por el momento, mientras que debe también darse respuesta a problemas de orden estructural que han estado afectando a estos países como el desempleo, el relativo retraso tecnológico y de la productividad del trabajo.
En general, las ventajas de la puesta en circulación del euro pueden constatarse con claridad con la desaparición del riesgo cambiario para el conjunto de operaciones que se realizan en la Eurozona y también la mayor parte de las de la UE, así como de las que tienen lugar con los países mas vinculados a la Unión. Al mismo tiempo, al interior de Europa se ha logrado una mayor estabilidad monetaria asociada a la reducción de la inflación, las tasas de interés y los déficits públicos, lo que crea condiciones mas favorables para el enfrentamiento de crisis monetario financieras internacionales y un ambiente mas propicio y confiable para los agentes económicos, tanto nacionales como internacionales.
Desde el punto de vista internacional, el cuestionamiento de la hegemonía absoluta del dólar dentro del Sistema Monetario y la aparición de una divisa que de una forma u otra está deviniendo moneda de refugio por excelencia, resulta extremadamente beneficioso para todos y muy en especial, para los países subdesarrollados y en particular América Latina y Cuba, como podrá apreciarse a continuación.
V) EL EURO Y AMERICA LATINA
La realidad latinoamericana se ha estado tornando cada vez más compleja e interesante en los últimos años, pues al tiempo que han tenido lugar algunos avances importantes, se recrudecen muchos de los gravísimos problemas que se han estado enfrentando en los últimos años, lo que conduce -quizás como nunca antes- a la necesidad de buscar nuevas opciones en pro de una inserción mas adecuada en la economía internacional.
Al vincular esta realidad con las implicaciones del euro para la Región, se destacan algunos elementos sobresalientes, en especial, los siguientes:
• El surgimiento de gobiernos de corte eminentemente progresista como en Venezuela en primer lugar y junto con ella, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, entre los mas sobresalientes, favorece acciones mucho más independentistas y radicales, en contra de la nociva dependencia respecto a Estados Unidos, entre ellas, una mayor utilización del euro en detrimento del dólar, no sólo por razones políticas sino también como vía de diversificar carteras.
• Si bien se ha logrado un crecimiento económico relativamente estable durante la última década, cuando el PIB aumentó en un 3% como promedio anual, llegando a alcanzar en el 2006 una tasa global de 5,3% -con importantes diferencias entre países- éste continúa siendo insuficiente para enfrentar las necesidades que en general padece el área, al tiempo que resulta inferior al obtenido por otras regiones subdesarrolladas.
• Este crecimiento, sin embargo, ha estado asociado en buena medida al favorable entorno externo, sobre todo, el incremento de los precios mundiales y de la demanda de los principales productos de exportación, en particular, el petróleo, junto con un sensible aumento de las remesas, factores que tuvieron efectos desiguales en los distintos países, mientras que se prevé un desaceleramiento del crecimiento mundial para los próximos años. A ello se añaden los peligros de crisis financieras asociados a la situación de Estados Unidos.
• La atracción de flujos de capital, que ha constituido una prioridad importante en los últimos años, no ha alcanzado los resultados esperados, teniendo lugar reducciones en las inversiones extranjeras directas respecto a 2005, que continuaron estando concentrados solo en determinados países.
• Muchas de las medidas que han sido instrumentadas como vía para enfrentar las dificultades de los países latinoamericanos han mostrado sus pobres y nocivos resultados, sobresaliendo al respecto la apertura indiscriminada promovida por la instrumentación de políticas neoliberales y la dolarización de algunas de sus economías, que han visto desaparecer las posibilidades de aplicación de políticas económicas autóctonas, aumentando la dependencia externa, en particular con respecto a Estados Unidos y su moneda.
• La depreciación del dólar estadounidense ha provocado la pérdida del poder adquisitivo de las reservas de las naciones latinoamericanas, a lo que se agrega la disminución de las posibilidades de exportar a Estados Unidos, su principal mercado, puesto que las ventas se encarecen. Al mismo tiempo, se reduce la capacidad de compra de la moneda de circulación interna en el caso de naciones cuyas economías están dolarizadas como Ecuador y Panamá, mientras que países como México con una altísima dependencia de EE UU se ven particularmente afectados.
• La integración regional que estaba mostrando signos de estancamiento y serias dificultades, se ha visto revitalizada por el surgimiento de esquemas novedosos de cooperación como la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), lo cual constituye un signo de importantes esperanzas en el Continente.
• Por su parte, la propuesta norteamericana de conformar un del Área de Libre Comercio de las Américas, ha fracasado en la práctica, manteniéndose sólo a través de la firma de algunos Tratados de Libre Comercio, con determinados países, como Colombia, Perú, República Dominicana y los Países Centroamericanos, lo que profundizará aún más el nivel de dependencia existente respecto a Norteamérica, pues de hecho lo que tendrá lugar no será una integración sino una absorción por parte de los poderosos países del Norte, con serios efectos desintegradores.
Si bien en este breve esbozo de la realidad económica y social latinoamericana se evidencia la particular complejidad de la situación del continente, es importante tener en cuenta que quizás como nunca antes es posible llevar a cabo acciones que favorezcan al Continente no sólo en la actualidad, sino con visión de futuro, lo que incluye una inserción mas ventajosa en la economía internacional -con énfasis especial en las relaciones entre las propias naciones latinoamericanas sobre nuevas bases- y la diversificación de los vínculos externos, donde se inscribe el desarrollo de las relaciones con la Unión Europea, como el segundo socio económico regional, que deviene el primero en algunos casos como en el Cono Sur y el Caribe.
Si bien es cierto que estas relaciones en general se han incrementado, tanto desde el punto político, cultural y económico, lo que muchos interpretan como un signo positivo para la Región, hay que analizar las mismas en su justa dimensión, sin rechazarlas ni negarlas, pero si desmitificando sus supuestas ventajas.
Hay que comenzar considerando que las relaciones de la UE con los países subdesarrollados en general se estructuran sobre la base de lo que se denomina “una pirámide de privilegios”, como expresión de los diferentes intereses existentes y donde Latinoamérica se ubica prácticamente en el último lugar, después de las naciones de África, Caribe y Pacifico (ACP), firmantes del Convenio de Cotonou; los países de Europa Central y Oriental (PECO) y los de la Región Mediterránea.
Al mismo tiempo, el relacionamiento de la UE con el Continente se estructura fundamentalmente por regiones y países según los propósitos concretos en cada caso:
Los Países del Caribe miembros del Grupo ACP que se vinculan mediante relaciones especiales que incluyen aspectos comerciales, financieros y de cooperación. En estos momentos se están desarrollando negociaciones para la firma de los llamados “Economic Partership Agreements” (EPAs), acuerdos comerciales regionales que se proponen establecer diferentes Zonas de Libre Comercio.
Los Acuerdos Marco de Cooperación con el Mercado Común Centroamericano, (1993) que incluyen a Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá y con la Comunidad Andina (1993), integrando a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. En ambos casos existían preferencias especiales, dadas por el menor nivel de desarrollo de estas subregiones y también como apoyo a la erradicación de los cultivos de drogas. Las propuestas actuales de conformación de Zonas de Libre Comercio, eliminan todas estas ventajas.
Las negociaciones para el establecimiento de una Zona de Libre Comercio con MERCOSUR comenzaron desde 1999, pero el proteccionismo europeo en sectores sensibles, sobre todo la Política Agrícola Común, ha sido la causa fundamental de la falta de acuerdo hasta el momento.
Los Tratados considerados más abarcadores, que incluyen el propósito de establecer Zonas de Libre Comercio en los casos más sencillos, donde apenas existen puntos de fricción entre las partes, como los de México (1997) y Chile (2002).
La regularidad que se aprecia en todos estos casos es la clara tendencia a la eliminación de las preferencias comerciales que disfrutaban en mayor o menos medida las naciones latinoamericanas en sus vínculos con la UE. Ello esta directamente relacionado con las tendencias mundiales y las propuestas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que privilegian el establecimiento de estas formas de integración, que implican un trato igualitario entre las partes, independientemente de las diferencias que puedan existir en sus niveles de desarrollo, aduciendo las ventajas que los mismos supuestamente reportan en términos de dudosas acicates para la competitividad y el avance científico.
Otro importante elemento a considerar es que todos los acuerdos que establece la UE incluyen un Diálogo Político y una cláusula democrática, entendida ésta, por supuesto, desde el punto de vista europeo. Ello conlleva en última instancia un importante condicionamiento político que además se maneja muy discrecionalmente.
Al mismo tiempo, en los acuerdos que se han firmado hasta el momento se incluyen cuestiones que escapan a los criterios clásicos del llamado libre comercio, como es el caso de las compras gubernamentales, la propiedad intelectual, normas laborales, aspectos medioambientales y sobre todo, la promoción de inversiones, muy a tono también con los “preceptos” de la OMC.
Se destaca al mismo tiempo como ventaja la prioridad que brinda la UE a los esquemas de integración latinoamericanos, lo que realmente responde sobre todo al interés europeo de lograr un tamaño optimo del mercado para la realización de sus mercancías, servicios y capitales, mientras que su posición como principal donante es cierta, pero hay que considerar que los recursos resultan extremadamente escasos y muy concentrados.
Desde el punto de vista del incremento de las inversiones directas europeas que se ha producido en los últimos años, debe entenderse, por una parte, el mayor desarrollo relativo de Latinoamérica en comparación con otras regiones subdesarrolladas y por la otra, como estas inversiones están sumamente concentradas en el área financiera y en los mayores países, sobre todo, los del Cono Sur.
Puede concluirse que, en esencia, apenas si se diferencian las propuestas europeas en comparación con el proyecto ALCA en cualquiera de sus modalidades. En última instancia ambas potencias se enfrentan también en el escenario latinoamericano en la lucha por mejorar sus respectivas posiciones dentro de los patrones hegemónicos mundiales.
Considerando estos elementos apuntados, no se sugiere en ningún caso rechazar como tales los vínculos con la UE, pues al menos resultan útiles como contrapeso de la nociva presencia norteamericana, cuando EE UU aplica métodos de dominación y asume posturas políticas mucho menos flexibles que las europeas.
En general, muchos de los elementos de los vínculos con la UE pudieran ser utilizados a favor de América Latina, siempre y cuando se sepan usar de manera inteligente y sin crearse falsas expectativas. Tales pueden ser los casos de la Ayuda Humanitaria, las inversiones directas y de manera muy especial, por su connotación, un mayor uso del euro que debe verse como posibilidad de reducir la preponderancia del dólar norteamericano a escala internacional y regional y como alternativa para la diversificación de activos y pasivos, así como una variante adicional para reconfigurar los sistemas cambiarios latinoamericanos, frente a la dolarización y sus nocivas consecuencias.
La opción de incrementar el uso del euro por parte de América Latina, sin que se hable, por supuesto, de una eurización, resulta aconsejable también desde el punto de vista de divisa de anclaje de las monedas latinoamericanas o de inclusión como parte de una cesta de valoración monetaria e incluso como una referencia a los procesos de integración en el Continente, siempre que ello no incluya en caso alguno la imitación de esta experiencia en condiciones muy diferentes.
De acuerdo a todos los elementos apuntados, resulta de interés precisar las principales ventajas que pueden derivarse de la existencia del euro para América Latina, entre las que se destacan:
Reducción de la dependencia con respecto al dólar norteamericano y posibilidad de diversificación de las carteras y las reservas monetarias.
• Reducción de costos y riesgos cambiarios de las operaciones comerciales y financieras que se realicen con los países de la Unión, en tanto las mismas se llevarían a cabo en una sola moneda con una tasa única con relación al dólar. La repercusión será más o menos importante de acuerdo a la intensidad de los vínculos de cada uno de los países o regiones con Europa. Pudiera también utilizarse en los vínculos con otros países, si así se considera oportuno.
• Los efectos favorables que para el manejo macroeconómico de los países europeos, implica la existencia del euro, como parte de los criterios de convergencia tiene repercusiones internacionales importantes, no sólo desde el punto de vista de la evolución de estos indicadores, sino también como punto de referencia para la coordinación de las políticas económicas, en cualquiera de sus variantes.
• Si como es de esperar la evolución y desarrollo del euro, provocara un sensible aumento de la importancia de los mercados financieros europeos a nivel internacional, ello brindará a América Latina mayores oportunidades para captar recursos financieros, quizás en mejores condiciones debido a la existencia de tasas de interés menores.
En general, la aparición del euro ha sido muy positiva para el mundo y América Latina en particular, resultando en extremo recomendable el aumento de su utilización por parte de las naciones de la Región.
PRINCIPALES CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
• A pesar de todas las dificultades que he tenido que enfrentar la Unión Económica y Monetaria en Europa y dentro de ella, el lanzamiento del euro, los resultados obtenidos después de cinco años de su funcionamiento como moneda con plenitud de funciones resultan muy halagüeños, lo que, por su significación, trasciende el plano estrictamente monetario y el espacio geográfico europeo.
• El euro, como parte de un proyecto estratégico europeo, encaminado a garantizar posiciones ventajosas en el contexto de la lucha por la hegemonía mundial, ha llegado para quedarse en la realidad económica internacional, con una creciente significación como moneda internacional, que cuestiona fuertemente la hegemonía del dólar en el mediano plazo. De este modo, se ha conformado un sistema monetario esencialmente bipolar asimétrico con una posible tendencia a la reducción de tal asimetría a favor del euro, que puede requerir de un cierto nivel de coordinación macroeconómica entre Estados Unidos y la Eurozona, sobre todo ante situaciones de crisis.
• El éxito alcanzado hasta el momento por el euro hace recomendable su mayor utilización por América Latina, en tanto ofrece oportunidades diversas de reducción de los riesgos de cambio y de la nociva dependencia con respecto al dólar norteamericano, ya sea con relación a las reservas, los activos y pasivos, como de la reducción de la nociva dolarización. Puede utilizarse asimismo como moneda de referencia o anclaje o como parte de una cesta de nominación monetaria en función de dar respuesta a los enormes retos que tienen ante si.
Los esquemas de integración latinoamericanos pudieran utilizar alguna variante del modelo europeo de coordinación macroeconómica, adaptado a sus propias realidades, para enfrentar de manera conjunta sus complejas realidades.
La posibilidad de una moneda común a nivel regional o subregional en Latinoamericana, si bien pudiera concebirse como la variante óptima, es todavía lejana, considerando que no existen aún las condiciones imprescindibles que garanticen su éxito. Téngase en cuenta la enorme diferencia que existe con respecto a los países comunitarios, el tiempo de preparación que ha mediado para el lanzamiento de la moneda única y los problemas que todavía se enfrentan.
En el caso de Cuba, por las características particulares del país, imposibilitado a la utilización de dólares en sus operaciones internacionales y con un peso importantísimo de sus vínculos con Europa, la evolución del euro tiene una extraordinaria relevancia, por lo que desde su surgimiento se ha promovido de manera creciente su utilización teniendo en cuenta la reducción de costos y riesgos que implica.
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