Tailandia declaró estado de emergencia en la ciudad sede de una cumbre de mandatarios asiáticos y canceló la reunión el sábado por cuestiones de seguridad luego de que más de 1.000 manifestantes contra el gobierno atacaran el lugar.
El estado de emergencia fue levantado poco después, tras la partida de los mandatarios que asistían a la frustrada cumbre de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático.
Los mandatarios fueron evacuados de la ciudad de Pattaya en helicópteros hacia un aeropuerto militar cercano, indicó un funcionario de seguridad bajo condición de permanecer en anonimato, pues no estaba autorizado para hablar con los medios de comunicación.
Los manifestantes iban vestidos con camisetas rojas y pedían la renuncia del primer ministro tailandés Abhisit Vejjajiva. Rompieron las puertas de cristal del centro de convenciones y corrieron por el edificio, derribaron mesas, agitaban banderas tailandesas y gritaban: "¡Abhisit fuera de aquí!"
"Hemos ganado. Les hemos impedido efectuar la reunión cimera", dijo Jakrapob Penkair, uno de los líderes de la protesta, en unas declaraciones efectuadas en Bangkok. "Empero, no hemos logrado aún nuestro objetivo. Continuaremos protestando en Bangkok hasta que dimita Abhisit".
El caos es un hecho bochornoso para Abhisit, que ha intentado proyectar una imagen de calma y normalidad desde que subió al poder tras una votación parlamentaria hace cuatro meses, después que un tribunal disolvió el anterior gobierno por fraude electoral.
Además, aumentó las tensiones en Tailandia, donde los manifestantes antigubernamentales, con concentraciones de hasta 100.000 personas, desfilaron esta semana en Bangkok y aumentaron la amenaza de violencia y un posible enfrentamiento con los militares.
"La situación ha quedado completamente descontrolada. Existe la posibilidad de violencia y derramamiento de sangre", comentó el profesor Charnvit Kasetsiri, historiador y ex rector de la Universidad Thammasat de Bangkok. "El país está muy dividido y quizá llegó a un punto sin retorno".
Todos los asistentes a la cumbre estaban a salvo, indicó el vocero de la cancillería. Nueve de los mandatarios de los países del sureste de Asia se encontraban en un hotel cercano al centro de convenciones cuando los manifestantes entraron al edificio.
"La reunión no puede continuar. Tenemos que considerar la seguridad de los mandatarios", dijo el vocero oficial Supachai Jaisamuth. "Esta situación es demasiado violenta y un temor para los mandatarios".
El caos es uno de los golpes más fuertes para Abhisit, que ha tratado de mantener una imagen de calma y tranquilidad desde que llegó al poder en una votación parlamentaria hace cuatro meses, luego de que una corte disolviera al gobierno anterior por fraude electoral.
También arruinó la oportunidad para que los 16 gobernantes regionales, incluyendo aquellos de China, Japón y Corea, analizaran formas para combatir la crisis económica mundial, que ha diezmado al continente Asiático, de economías principalmente orientadas a las exportaciones.
Orto de los temas que serían discutidos en la cumbre del fin de semana era el lanzamiento del cohete espacial de Corea del Norte.
Los manifestantes apoyan al ex primer ministro Thaksin Shinawatra, que fue destituido en el 2006 con un golpe militar. Afirman que Abhisit no fue elegido por la población y que debería renunciar para que se puedan hacer otras elecciones.
Nueve líderes de las naciones del sudeste asiático se encontraban en un hotel cercano al centro de convenciones en el momento de la protesta, dijo el vocero del ministerio de Relaciones Exteriores Tharit Charungvat. Abhisit dijo que los dirigentes "entendieron perfectamente" los motivos de la cancelación.
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