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Caracas, 22, 23 y 24 de Septiembre de 2006
Tercer día 24 de Septiembre de 2006
Presentación de Francisco Mieres: NOTAS PARA EL SIMPOSIO SOBRE DEUDA
La problemática de la integración internacional y, dentro de ella, de la regional latinoamericana, no ha sido sistemáticamente abordada por las autoridades venezolanas (ni las actuales ni las anteriores), como tampoco por el pensamiento académico nacional.
Los esfuerzos pioneros en tal sentido, de Pérez Alfonso y Pérez Guerrero, aunque resultaron en la creación de la OPEP y de la UNCTAD, nunca fueron asumidos plenamente, ni mucho menos desarrollados por los gobiernos respectivos ni por sus cancillerías, y quedaron como intentos más bien individuales, a los cuales los gobiernos sucesivos sólo prestarían atención marginal u ocasional.
En el ámbito latinoamericano, también se crearon organizaciones multinacionales, como las de integración comercial, tales como el ALALC y ALADI, así como la CEPAL, OLADE, ARPEL, el SELA y el Consenso de Cartagena para la deuda externa, pero casi todas han sido sumergidas en la inacción y el olvido sin ninguna resonancia nacional.
Apenas ahora, gracias al protagonismo excepcional de Chávez, esta problemática ha recobrado actualidad nacional con una repercusión internacional evidente, mas todavía se resiente del abandono y la rutina en que se la ha mantenido por años.
Las iniciativas del Presidente Chávez frente al ALCA, el intento de articular una
alternativa al mismo, de incorporar Venezuela al MERCOSUR y desvincularla de la CAN, así como las propuestas de Petrosur, Petroamérica, Petrocaribe, amén de la II Cumbre de la OPEP que relanzó a esta organización y la proyectó exitosamente, y el esfuerzo conjunto con Cuba para resucitar el Movimiento de los Países no Alineados que acaba de realizar la Cumbre de La Habana, ha obligado a la Cancillería, a otros ministerios del gobierno, así como al Banco Central, a despertar y a moverse bajo el látigo de los compromisos asumidos por el Presidente, que a menudo los pone ante hechos cumplidos.
No obstante, las realizaciones concretas revelan que no es fácil romper, de buenas a primeras, la modorra y la rutina burocrática que se había apoderado de esos organismos. Buena muestra de ello es la inacción y la indiferencia aparente del Banco Central respecto a los organismos multilaterales de Washington, a los que está conectado, en relación a todas las inquietudes y propuestas reformistas que los rodean y asedian en todo el mundo.
Por ello sería vano buscar hoy en Venezuela una formulación integral, coherente, documentada en materia de integración, ni una propuesta general de política de integración que sirva de guía al Estado Venezolano en su conjunto en esta materia. Lo que prima todavía entre nosotros es la improvisación, que puede resultar acertada a veces, aunque a menudo genera incoherencias o contradicciones (como las que se generaron en torno a la reunión última de la OMC en Hong Kong). En verdad, en éstas abunda nuestra política actual. La cuestión de la deuda externa ha sido y sigue siendo una de las tantas víctimas de nuestro peculiar estilo de hacer política.
Nuestra bonanza económica
Al olvido de la deuda externa contribuye la bonanza de que hoy gozamos. La economía venezolana registra este año un extraordinario ritmo de crecimiento, no sólo por su magnitud, que supera el ya alto del año anterior (10% vs. 9,3%), sino también por su modo y su difusión, pues deriva de un incremento inusitado del gasto público (fiscal y parafiscal -esto es, petrolero), con múltiples finalidades sociales y de inversión productiva, posibilitado por el aumento excepcional de los ingresos petroleros del Estado y de su principal empresa, PDVSA, fruto a su vez de la elevación sin precedentes de los precios del los hidrocarburos y de los reacomodos logrados con el capital privado en el área petrolera.
En esta favorable coyuntura económica internacional, se han tomado decisiones audaces, y por ende arriesgadas, en procura de aumentar la participación gubernamental en los ingresos petroleros, así como en el manejo directo de las divisas generadas, por un lado, y por el otro, de elevar a niveles nunca vistos el gasto social y la inversión pública.
Tales audacias, sin duda estimuladas por el hecho de estar en juego a fines de año la reelección presidencial, revisten caracteres anecdóticos sumamente polémicos que dan pie a una acre campaña mediática de la burguesía -dueña también de los mediosfincada en la crítica a la imprevisión y la magnanimidad del Presidente que no piensa en las eventuales caídas de precios petroleros que podría reservarnos el futuro, ni estimula con su prédica socialista la incorporación de la inversión productiva privada a la consolidación de la economía nacional.
Detrás de estas “preocupaciones” se esconde desde luego la ya crónica política clasista de la oligarquía venezolana, que por muchas décadas ha mostrado su lealtad a las grandes corporaciones transnacionales y a las instituciones financieras garantes del orden monetario capitalista internacional. Esa lealtad se ha expresado no sólo en el sector petrolero, donde la capa gerencial fraguó toda una red de filiales adventicias a la gran empresa estatal y al segmento gubernamental, tanto dentro como fuera del país, que practicó, so capa de la Nacionalización, el más voraz parasitismo contra la economía nacional, con lo que lograron poner a esta al borde del colapso y a la empresa pública petrolera a punto para la privatización.
El plan empresarial contra el Estado había ya logrado entregar al gran capital foráneo la empresa estatal de telefonía y comunicaciones (CANTV), así como la empresa líder de la siderurgia: SIDOR.
Consiguieron penetrar también la cúpula del sector bancario, llegando hasta colocar en la Presidencia del Banco Central a un hombre de Rockefeller, quien de inmediato renunció a sus poderes reguladores de la banca, incluida la fijación de la tasa de interés, y abrió a la banca extranjera las operaciones domésticas, otorgando a los bancos comerciales la más generosa liberalidad que los condujo a una seria quiebra que arrastró a la mayoría de ellos, comprometiendo las finanzas fiscales que debieron pagar a la postre la irresponsabilidad privada con el sacrificio de varios millardos de dólares. No pocos banqueros culpables optaron por trasladarse al exterior, donde habían depositado previsivamente cuantiosas reservas. Esta práctica de exportar beneficios no se limita a la burguesía financiera venezolana, sino que se ha generalizado como estrategia de evasión fiscal y de minimización de la inversión real dentro del país. Como es de suponer, muchas de las transacciones bancarias resultan invisibles.
Por tales vías, entre otras, el sector empresarial criollo contribuía, a medida que de más en más se transnacionalizaba, a una descapitalización sostenida y creciente de la economía nacional.
Tal fue la situación que a su llegada encontró Chávez, quien después de un breve período de luna de miel, de presunta cooperación armoniosa con el capital privado, encabezado por su Ministerio de Planificación, tuvo que superar un amargo trecho de aprendizaje desde fines de 2001 hasta comienzos de 2003 que incluyó un golpe de Estado petrolero en dos actos, el cual lo obligó a cambiar su candorosa política inicial -plagada de concesiones al neoliberalismo- por la que a partir de entonces se aplica, de creciente intervencionismo y protagonismo del Estado en todos los terrenos, de control de cambio y de precios, de enfrentamientos por los planes agresivos del Imperio, de “misiones” sociales masivas en educación, salud, vivienda, alimentación, cooperativismo, así como seguridad y defensa, de regulaciones en el mercado laboral y en el movimiento bancario.
El gobierno ha retomado la rienda del sector de hidrocarburos, ha reformado las leyes del ramo, elevando los impuestos y la participación accionaria y tributaria del Estado en los negocios con las empresas foráneas, revisado las condiciones en las filiales externas, diversificando la presencia de capitales extranjeros con firmas estatales, formulando ambiciosos planes de expansión en petróleos extrapesados, gas, petroquímica, carbón, etc., con miras a la cooperación e integración energética con Suramérica, el Caribe, Centroamérica.
El giro ha sido también dramático en la esfera internacional, signado por el énfasis en la integración regional de América Latina y en la cooperación y la acción conjunta entre los países del sur en general, frente a la dominación y la prepotencia del Norte con sus monopolios transnacionales, su dominio de los organismos multilaterales de regulación, sus organismo de intervención bélica, su dominio en el sistema de la ONU, en especial su Consejo de Seguridad, su dominio tecnológico espacial y su dominación mediática, todo monitoreado por el Grupo de los Siete.
Por si fuera poco, el discurso de Chávez se ha vuelto abiertamente antiimperialista y anticapitalista, claramente identificado con la causa de Cuba, hasta llegar a proclamar como meta “el Socialismo del Siglo XXI”, el socialismo “bolivariano”, “cristiano”, “indoamericano”, etc. Por supuesto, un viraje tan radical ha provocado la hostilidad más violenta de las fuerzas del capital, no sólo en Venezuela sino también en Washington y a todo lo largo del mundo occidental. El escenario principal del enfrentamiento es sin duda Venezuela, pero su alcance y significado es planetario, convirtiendo a nuestro país en epicentro del conflicto geopolítico actual entre Imperio y periferia. Dada la agresividad de la pretensión intervencionista de Washington, es obvio el riesgo que ello implica. Puede decirse que hoy está en juego, dentro de la coyuntura actual, la suerte del proyecto transformador.
A nuestro juicio el megagazoducto puede ser perjudicial para la región, para Venezuela, para la ecología. Proponemos la emulsión, ya que no sabemos realmente las reservas que tenemos. No se ha consultado a la OLADE, a los obreros, a los indígenas del sur, de Suria, productores de carbón.
No es de extrañar que el esfuerzo del crecimiento económico de Venezuela descanse casi exclusivamente en el sector público, con notoria ausencia, deliberada, de la inversión privada. Al llegar al uso de la capacidad productiva máxima, pueden surgir limitaciones o retrasos sectoriales a la expansión ulterior, no siempre fáciles de superar. Ello será una prueba para la capacidad de previsión de la planificación económica. Algunos signos de escasez han surgido en el sector construcción, de la oferta de materias primas -verbigracia el cemento- que han frenado el ritmo de edificación de viviendas, lo cual es un indicador que puede tender a generalizarse.
El viraje de Venezuela hacia el socialismo del siglo XXI, ha provocado fuertes reacciones en el capital. Venezuela se ha convertido en el centro del epicentro de los conflictos políticos. Las brigadas solidarias deben estar preparadas en otros países para cualquier eventualidad de amenaza a Venezuela.
Han surgido elementos de escasez de materiales para la construcción de viviendas. Hay problemas con la erogación inusitada del gasto público. Esa liquidez ha incrementado los precios, en los últimos cuatro meses, revirtiendo el proceso de baja logrado por las autoridades. Ahora el banco central cambia sus metas, el estado ha eliminado la restricción de entregar todo los recursos por lo que ahora la empresa PDVSA puede quedarse con algunas reservas.
El gasto fiscal se ha incrementado. Se ha duplicado el encaje a más del 30%.
Rodrigo Rato ha criticado a Venezuela por el incremento del Gasto social en el país, se plantea que el gasto público es el más grande de América Latina. Evidentemente, Rodrigo extraña los años del programa de ajuste del FMI en Venezuela.
El Problema más importante con el Banco del Sur es que tiene que ser una entidad alternativa al FMI. Ello implica que para comenzar seria conveniente que Venezuela se retirara del FMI. Un país se puede retirar y no pasa nada. Propongo que se retire Venezuela y que integre el Banco del Sur con Cuba y Venezuela, debe ser un Banco de emisión de una nueva moneda.
Presentación de Beverly Keene :
Movilizar contra el FMI, el Banco Mundial, el BID, por cierto no es algo novedoso en América Latina y el Caribe. En respuesta al impacto genocida, ecocida y etnocida de sus recetas, la resistencia a su presencia y propósitos crece desde hace mucho tiempo y son cada vez más numerosas las voces que reclaman su cierre, lisa y llanamente. Asimismo, la movilización ciudadana en pos de la anulación y no pago de una Deuda Pública considerada ilegítima, injusta e incluso muchas veces ilegal, ha logrado despertar conciencias en todo el mundo y su acción sostenida ha contribuido significativamente a la generación de las crisis de legitimidad y mandato que hoy enfrentan esas instituciones.
Pero sin duda es el impacto de esa misma reacción popular lo que además ha sido determinante en las convulsiones políticas y cambios gubernamentales que han contribuido a generar un escenario regional caracterizado hoy por nuevas esperanzas y grandes posibilidades. Desde que Fidel Castro juntó a centenares de dirigentes sociales, políticos, religiosos y gubernamentales en La Habana, en 1985, para denunciar que la Deuda Pública era matemática, moral y políticamente impagable, no hemos experimentado una coyuntura tan propicia para avanzar en la construcción de alternativas concretas al sistema de muerte que significan las políticas de endeudamiento, cobranza y terrorismo económico-financiero.
Sabemos todos y todas, no obstante, que entre la posibilidad y la realidad hay un trecho que suele tornarse impasable. No falta más que reflexionar sobre los vaívenes de la historia desde ese momento, y el sufrimiento y la expoliación que han sido sus resultados, para armarnos de cautela cuando no una dósis muy sana de escepticismo. Pero creo que nos encontramos ahora aquí, en Caracas, por que compartimos la convicción que otro mundo es necesario y posible y por que estamos decididos a seguir luchando por ello. Nuestro desafío entonces, es avanzar en la identificación de proyectos y estrategias que nos acercan a la meta así como también en el compromiso común de avanzar en la articulación de nuestros esfuerzos. Es en ese sentido que quiero apuntar a la lucha contra la Impunidad de los responsables del endeudamiento y el terrorismo económico, como un paso clave en la construcción de alternativas de vida, soberanía y justicia para todos los pueblos.
Porqué luchar contra la Impunidad de los responsables del endeudamiento y el terrorismo financiero
Durante más de 60 años, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial junto a los bancos regionales de desarrollo y las agencias de crédito para las exportaciones, han actuado por medio de las políticas de endeudamiento y cobranza para someter y ajustar a las sociedades del Sur de acuerdo a los intereses del capital transnacionalizado, las megacorporaciones privadas y la agenda económica y geopolítica de las pocas naciones poderosas que controlan estas instituciones.
Desde su primera etapa pos-guerra, cuando el Banco se dedicó a la reconstrucción de Europa y el FMI a facilitar la expansión del comercio por medio de la estabilización cambiaria y la liberalización de los flujos de inversión, estas instituciones han servido como las armas preferenciales de una larga y aún inconclusa guerra por el dominio mundial. La asunción de Robert McNamara como presidente del Banco, en 1968, y la reconfiguración del mandato del Fondo luego de la decisión de EEUU de romper con el sistema de Bretton Woods en 1971, inauguraron un período de ascendencia estrepitosa por parte de estas dos instituciones, acompañando a los capitales más concentrados en su lucha por revertir la estancada tasa de ganancias y asegurar su acceso y control sobre los territorios, patrimonio, recursos y riqueza de los pueblos del Sur.
No es casual que en América Latina y el Caribe, el FMI se encontraba siempre entre los primeros a reconocer, bendecir y “ayudar” a las dictaduras establecidas tras los golpes de estado que caracterizaron la región allá por los años ’70. Por más que el monto de los créditos extendidos en ese entonces no fue generalmente significativo, su rol de señalador y garante de los capitales privados que fluían, según el Fondo marcara la cancha, le confirió un inmenso poder que logró convertir en casi absoluto con la crisis de pagos provocada a principios de los años ’80. Fue en aquel entonces que se dio inicio a su verdadera etapa de “oro”, cuando junto con el Banco Mundial se pasaron a ser los referentes obligados de prácticamente todos los países del Sur y, con la caída del Muro a principios de los’90, del Este también: árbitros de la vida, y de la muerte, de millones de personas y de pueblos enteros.
La prepotencia de esos años está ya en jaque y de hecho, tanto el FMI como el Banco Mundial han sido forzados a iniciar estudios y debates tendientes a producir alguna reforma en sus estructuras y funcionamiento. Pero cualquier esfuerzo para construir alternativas reales seguirá tremendamente condicionado si no hay una decidida acción por parte de los pueblos y gobiernos, para asegurar la sanción de los responsables de tanto crimen cometido en nombre del dios mercado, la “estabilidad” y la plena libertad de los capitales. El peligro que logren aprovechar esta crisis para reincarnarse nuevamente en algo tanto o más letal que ahora no debe ser desestimado.
De hecho, si reflexionamos sobre los cambios producidos en estas últimas décadas con relación a la gestión del endeudamiento de los países del Sur y las políticas de terrorismo económico-financiero impuestas, podremos ver cuantas veces se cambia todo, para mantener o profundizar las realidades de dominación y explotación. El Brady Plan a principios de los años ’90, que convirtió deuda comercial incobrable en deuda soberana con el Tesoro de los EE.UU., es un buen ejemplo; las muchas iniciativas del BM, el FMI, el Club de Paris, para contener y controlar cualquier proceso de reducción de deudas reclamadas, otro. Ante los cuestionamientos cada vez más fuerte a sus políticas de muerte, las mismas instituciones se reciclan permanentemente: del desarrollo a la “reducción de la pobreza”, al “buen gobierno” o incluso la “lucha contra la corrupción” y “el terrorismo”. Cuando se volvía difícil seguir prestando a los gobiernos nacionales, empezaron a prestar a los gobiernos provinciales y municipales; cuando los gobiernos no tenían posibilidades de acceder a los términos de interés comunes, se inventaron los préstamos concesionales; cuando empezaron a llover las críticas de parte de las organizaciones sociales, decidieron iniciar programas de donaciones directamente hacia ellas; cuando los préstamos para el estudio de los recursos naturales se volvieron sospechosos, empezaron también a hacerlo por via de donaciones.
Sin una rendición de cuentas, justicia por las víctimas y reparación de los daños perpetrados, es dificil pensar que este espiral pueda pararse. A lo largo y ancho de nuestro continente, la lucha contra la impunidad de los crímenes de lesa humanidad se ha constituido en una herramienta e indicador clave de la construcción democrática y la defensa de los derechos humanos. Como instrumento de esos mismos crímenes, las responsabilidades de quienes han planificado y gestionado el sistema de endeudamiento y cobranza, sean en el Norte o en el Sur, sean gobiernos o banqueros, debería asumirse con la misma urgencia.
Construimos alternativas haciendo Memoria, apropiándonos de la verdad, estableciendo Justicia
¿En qué consiste esta lucha contra la Impunidad? Luego de tanto dolor y sufrimiento en nuestro continente, estamos aprendiendo que la Memoria, la Verdad y la Justicia son pasos ineludibles en la construcción de alternativas de Vida digna. Son la contracara de la Impunidad. Sobre la base del olvido, el engaño y la ausencia de sanciones, ningún futuro es posible; el pasado, en cambio, está destinado a repetirse. En este sentido podríamos resaltar algunas tareas en las cuales no sólo nuestros movimientos y organizaciones, todos los estamentos de nuestras sociedades, debemos comprometernos, sino también los gobiernos que pretenden interpretar y representar a los intereses de quienes más sufren el régimen expoliador y opresivo.
Deconstruir el mito de que No Hay Alternativa. La sangría de recursos que se necesitan por la vida de los pueblos y de toda la planeta, por medio del servicio de las deudas financieras reclamadas a nuestros países, suele justificarse con el argumento de que por más injusto que sea, no hay otro camino posible. Por eso debemos empezar por recordar que a lo largo de la historia de dominación financiera y la acumulación de deudas ilegítimas, también ha habido importantes antecedentes de resistencia exitosa, incluyendo la suspensión de pagos y la realización de auditorias seguida por una moratoria articulada entre catorce países latinoamericanos entre 1931 y 1935.
Presentación de Paulino Núñez: AUDITORÍA SOCIAL de la DEUDA en un PROCESO REVOLUCIONARIO ¿Qué podemos hacer los constituyentes ante la pasividad de los constituidos?
La historia de la Deuda Externa venezolana es particularmente traumática; a consecuencia de ella, sufrimos un bloqueo naval y estrenamos el siglo XX con un zamarro, socarrón y populachero dictador que nos duró 35 años... La historia tiene visos de querer repetírsenos..., curiosamente ambos elementos vuelven a estar en el panorama, y... Panorama -el viejo diario- nos reporta, además, la posibilidad de otros daños... inéditos allá por sus lares...
Tras su tímida resurrección bajo el gobierno de Caldera, nuestra deuda externa moderna experimenta su primer ciclo vertiginoso en condiciones de “boom” de nuestro ingreso petrolero similares a las actuales, durante el primer gobierno de CAP y su faraónico Quinto Plan de la Nación (1974 - 1979) y, tras una breve pausa de “enfriamiento de la economía”, siguió su destructivo curso durante la segunda mitad del período constitucional de Herrera Campíns (1979-1984), pese a haber declarado éste en su toma de posesión, el estar “recibiendo un país hipotecado”.
Pese a la enormidad de los ingresos petroleros más la deuda contraída, la enorme fuga de capitales (“reubicación de ahorro”, según el eminente Miguel -“Paquetico”- Rodríguez), permitida y hasta estimulada por el entonces Presidente del BCV, Leopoldo Díaz Bruzual, alias “El Búfalo” -, dejó a la nación prácticamente sin divisas operativas, lo que determinó la ruptura de una larga historia de estabilidad cambiaria y el comienzo de la perniciosa era devaluacionista que sigue erosionando el valor de nuestro trabajo.
EL 18 de Febrero de 1983, quedó registrado en nuestra historia como el “Viernes Negro”..., aunque fue obra de ladrones blancos... (En verdad verdad, una historia de blancos y verdes) El saldo de la Deuda Externa llegó entonces a los US$35.000MM (27.000 pública más 8.000 privada -Roseliano Ojeda, 1983-), desde apenas mil millones diez años antes. Y la fuga de capitales (ahorro “yque” nuestro migrado a otras latitudes) para el período 1973-1983 se estimó en los US$60.000MM.
Aquí llegó nuestra primera e ineludible gran negociación de la Deuda Externa, por cuanto ante un natural reflujo cíclico del ingreso petrolero, al no haber invertido productivamente la riqueza anterior (robada), la Nación colapsó financieramente al no poder soportar el servicio de la enorme deuda. Tal renegociación (con 450 bancos acreedores), como era de esperar, resultó enormemente embarazosa, opaca y onerosa, resultando que por el replanteamiento de los vencimientos de US$20.000MM a doce años, acabamos pagando la bicoca de US$58.300MM..., pero lo peor era que... parecía haber constancia de que buena parte de la deuda que estaba negociando para pagar -casi toda la deuda privada incluida- era ilegal en origen, y que al incluirla en la negociación, de hecho se reconocía. Al propósito, expresó el Dr. Rafael J. Crazut en la Academia de Ciencias Económicas en un foro al efecto (1984).
Si lo que acabamos de describir nos parece vergonzoso..., aun no hemos llegado a Lusinschi-RECADI, CAP II... y luego Caldera II, con sus respectivos escándalos, debacles y... negociaciones de la Deuda, de la que nuestras finanzas ya se habían tornado adictivas.
Durante el período 1990-1998, por préstamos de US$29.409MM, pagamos US$43.161MM, más US$7.600MM que aun seguíamos debiendo, o sea, un total de US$50.761MM asumiendo que pagáramos el saldo deudor de una vez., lo que obviamente no sucedió.
De las negociaciones de Deuda de esta época son originarios los Bonos Brady que hoy el Ministro Merentes quiere redimir anticipadamente. Sin gran esfuerzo de memoria, los adultos recordaremos el enorme ruido político que dichas negociaciones le permitieron hacer a Pablo Medina quien, de tener razón -y los papeles que tanto mencionó y nunca consignó- nos da una idea de la eventual santidad originaria de esa deuda, cuya historia quedará con ella enterrada cuando la paguemos... He ahí el quid de nuestra principal objeción a tal pago. Las críticas de Medina se referían a un escandaloso cúmulo de irregularidades en torno a las negociaciones -y los negociadores- de aquella... ya percibida como “inicua” deuda, la que, entre otras perlas de la desvergonzada picaresca criolla ante lo público, incluía todos los desmanes no cargados al “chinito” de RECADI, la megacorrupción -exportada en divisas- de CAP y su gente, el megafraude bancario y -también- sus “auxilios” exportados de Caldera II, el “doble negociador” (Pedro Tinoco) -representante a la vez de la nación y la Banca Acreedora liderizada por el Chase Manhattan Bank, los contratos escritos en lengua extranjera y radicados en el exterior, las ofensivas garantías colaterales en Deuda Soberana... Ese es el “honorable” origen de los Bonos Brady que el Señor Ministro Merentes está en proceso de redimir... anticipadamente, lo que equivale al “entierro de la sardina”, o la supervivencia de la picaresca administrativa en nuestra resistente “cultura” del poder.
Durante el período 1996-2005, hemos recibido ingresos por nuevos endeudamientos por US$35.388MM, con un flujo neto negativo de US$11.704MM, o sea que, durante el mismo período, hemos pagado US$47.092MM...
En muy importante el llamar la atención sobre el hecho de que tal acumulación de Deuda Externa se aceleró en los últimos años, con ingresos como sigue: 2003, US$6.472MM; 2004, US$5.992MM y 2005, US$6.983MM, para un total en los tres años de US$22.447MM. Si tal aceleración no se hubiese producido, la relación ingresos-egresos para el período (1996-2005) hubiese lucido mucho peor...
Estas cifras conllevan implicaciones serias de las que el pueblo trabajador y la colectividad nacional toda tienen que ser responsablemente informados. En lo posible y con nuestras limitaciones, lo asumimos como nuestra responsabilidad. (En fecha reciente, en interpelación ante la AN, como es costumbre, o más bien vicio recurrente de nuestros administradores políticos, el Sr. Vice-Ministro de Finanzas defendió la gestión de su despacho refiriéndose a los escándalos pasados -ver arriba- como eventuales justificantes o atenuantes de las críticas que su propia gestión pueda merecer... Aceptado; hubo pillos ayer... Lo que ahora nos importa es que no los siga habiendo hoy y, de haberlos... combatirlos. Otro comportamiento equivaldría a complicidad).
Durante los mismos últimos tres años, los ingresos fiscales petroleros de la Nación fueron los más elevados de nuestra historia, pese al ostensible desorden administrativo y opacidad de las operaciones de PDVSA (tema de Contraloría Social para otro escrito) y, contemporáneamente, por obra del “efecto CADIVI” (obligación de presentar solvencias para obtener divisas), también creció significativamente la recaudación fiscal ordinaria. Contemporáneamente, durante los tres años últimos señalados, la Deuda Pública Interna, creció de Bs15.9Billones a la friolera de Bs.33.4Billones, que a la tasa oficial vigente equivalen a US$15.5MM. O sea que, durante estos últimos tres años, además del más alto ingreso petrolero de nuestra historia y una recaudación fiscal ordinaria acrecentada, nos endeudamos en el equivalente de US$37.947MM (Deuda Externa más Interna), sin que el resultado de la inversión de tales colosales cifras pueda discernirse claramente en las inversiones públicas o privadas, ni en un mejoramiento ostensible de las condiciones sociales de los trabajadores... más allá del efecto temporal y NO sustentable de las Misiones, cuya hora de conversión a programas permanentes y sostenibles de Ingreso Social digno y asegurado está ya largamente excedida..., pero aun no asoma..., ni en la campaña electoral.
Todo un caso de reincidencia culpable de economía quintorepublicana en lo peor que le reclamamos a la “Cuarta”. De hecho, el ingreso real de los trabajadores se ha venido deteriorando significativamente por el efecto combinado de la inflación y perversa manía devaluacionista, totalmente inaceptable (si bien comprensible en sus ribetes populistas) desde el punto de vista revolucionario ante la presencia de -pese a todo- indicadores macro-económicos positivos y reservas internacionales en alza sostenida. Tal proceder, cuya iniquidad ahora se habla de sepultarla bajo una macro-siega de ceros (000) en la denominación de nuestra moneda (más “tierrita” para la misma hedionda sardina) para poder seguir manteniéndola en perjuicio del salario y del valor del trabajo, es tanto más censurable cuando nuestra posición de Deuda con las instituciones multilaterales (FMI, BM -salvo con el BID, que acaba de otorgarnos US$900MM) es negligible, y por tanto, nuestra administración no puede aducir presiones procedentes de allí que puedan incidir en el mantenimiento de políticas económicas contrarias al bien público.
Tal criticable política devaluacionista sólo se explica por la insaciable gula de Bolívares para mantener una serie de Programas Sociales de emergencia, sin capacidad reproductiva ni planes de sostenimiento a mediano y largo plazo y con muy alto contenido clientelar.
Si bien la mayoría de tales programas tuvieron una razón de emergencia válida, de largo superaron su valor provisional y están demoradas en su conversión a planes y programas sustentables y socialmente controlados en su eficiencia, probidad y burocratización, mediante mecanismos sólidos de Economía Social Solidaria Autogestionaria basada en las Comunidades. En tal sentido, los Consejos Comunales ofrecen la potencialidad de una fresca, novedosa, eficiente y justa gobernabilidad...
La Deuda Interna, sana y sabiamente administrada, tiene papel preponderante que jugar en la administración de los equilibrios en juego en toda economía moderna. La regulación de la masa monetaria en circulación es esencial para poder tener algún control sobre las tendencias de las tasas de interés y la inflación. Pero en nuestro medio no nació por esas razones, sino por otras también asignables a nuestra picaresca, sobre las que nació, creció, creció... y sigue engordando a sus auspiciadores, una selecta coalición de cohechores públicos y privados en mutuo y solidario beneficio a costa de la solidaridad social. Los tan poco santos mecanismos de “financiamiento” de la banca al sector público son tan “vox populi” que ni repetirlos es necesario.
Nuestra Deuda Pública Interna nació y evolucionó desde prácticamente cero en 1995, hasta los actuales Bs.34.4Billones al cierre del 2005. Durante el período 1999-2005, creció de Bs.2.3B a Bs.34.4B., equivalentes a la tasa oficial de Bs.2.160/US$, a US$15.5MM.
La mayor cantidad de Deuda Pública Interna se concentra en Bonos de la Deuda Pública Nacional -DPN-, una cantidad de los cuales, desde la época del Ministro Nóbrega, han venido siendo emitidos con doble denominación, lo que permite a sus tenedores -bancos nacionales- redimirlos, a su mejor opción, en Bolívares o divisas, lo que introduce en tal Deuda una extraña condición que en buena medida desnaturaliza su razón de ser al, de hecho, externalizarla, ya que es razonable el anticipar que los bancos siempre preferirán recibir dólares al precio oficial... sin pasar por CADIVI... (Toda una “puerta trasera” - hay otras - para la exportación subrepticia de nuestro ahorro). Cuando se emite Deuda de esta naturaleza y con tales características, si bien esta puede cumplir con su función reguladora del circulante, se está estimulando con ella la fuga de nuestro ahorro que el Sistema nacional de Administración de Divisas -CADIVI- se propone evitar. Tal práctica, junto con otras verdaderamente sorprendentes, son residuos del trato ventajista que el Proceso, desde su inicio, le viene otorgando al sector bancario - y financiero en general - en detrimento de las actividades económicas productivas.
No sabemos, ni MinFinanzas informa, sobre cuanta de tal Deuda Interna de Bs.34.4B, está denominada de tal forma. Es de esperar que el BCV sí lo sepa, al objeto de poder programar sus necesidades de divisas, ya que su nueva Ley hace más difícil el prever cuantas divisas le ingresarán, lo que ahora determinarán sucesiva y prioritariamente PDVSA y FONDEN, y contemporáneamente, la Reestructuración de la Deuda anunciada por Finanzas, se propone priorizar y enfatizar el uso de la Deuda Interna, la que previstamente crecerá en forma substancial hasta el 2015 (De acuerdo a la programación publicada por MinFinanzas).
Debate
Paulino Núñez: El Papel de los constituyentes ante la pasividad de los constituidos
Deuda interna y deuda externas son ambivalentes. En el proceso de definir ideológica y programáticamente el socialismo del siglo XXI vamos creando recursos y debemos utilizarlos. No entiendo como Telesur no esta acá recogiendo cada palabra. Que se le haga llegar este reclamo a los responsables. Sus recursos son para hacer esta revolución.
En nuestro proceso hay cosas criticables. En la fase primera del proceso se produjo un decreto a favor del software libre.
Es necesario hoy ser solidarios genuinamente, no en dadivas ni el perdón, ni bajos los criterios religiosos, sino la solidaridad de justicia a los pueblos. Destaca su compromiso con los presentes en ese sentido. Tenemos que ser menos clásicos y no construir un banco del sur sobre lo que esta dado.
Viniendo del socialismo utópico, pasando por el s. científico, tenemos que la primera internacional se rompió por planteamientos de la filosofía de la miseria y de las miserias de la filosofía. Mientras esto sucedía, hubo movimientos importantes. Este resurgir es impresionante. En Brasil recientemente hubo 400 ponencias en torno a este tema. En torno a las tres hipótesis de Claudio Katz, cito a I. Kant: habla de un gobernante que dejo que sus ciudadanos hicieran los posible a su alrededor mientras tenían deuda.
Es mucho lo que podemos hacer con instrumentos de ese sistema, pero mientras usemos sus argumentos, no habrá cambios. En 1965, N. Chomsky concluye que: cuando el capitalismo esté en su fase última de imperialismo, sucederá el socialismo autogestionario. Es un poco grueso, pero lo que estamos viendo aquí es que hay posibilidades de ir en esa dirección.
Destruir el capitalismo sistemáticamente es nuestra tarea, si se salva será por inefectividad nuestra. En nuestra sociedad no hay nadie capaz de hacerle seguimiento a la producción especulativa. La realidad económica de Venezuela actualmente no es mejor que nada de lo que hemos oído aquí.
Caigo en las hipótesis de Claudio Katz. El primero de esos escenarios es una pequeña metamorfosis del capitalismo para ajustarse a la realidad cambiante y neutralizarlo. Otra de las posibilidades es que esta semilla reverdezca y que eventualmente pueda fructificar. Eso es lo que debemos espera. Hay muchas cosas que son favorables, en varios países hay hechos promisorios en cuanto a software libre. La tecnología a pesar de que no somos sus dueños, nos esta ayudando a cerrar la brecha, es un agente de mutación, es favorable a nosotros que en esta mutación se están produciendo paradigmas modelos.
Si hemos de lograr esta felicidad es por la vía del humanismo y de su producto político que se llama socialismo, en ese sentido cito a San Marcos...San Marcos Arruda: Hacer real lo posible.
Claudio Katz: Dos problemas. Yo hago un diagnostico en corto plazo de la economía latinoamericana en torno a la diferencia de Venezuela, pasan acá cosa que no pasan en otras economías, los capitalistas con la baja inversión están obstaculizando el proceso.
Mi pregunta. A partir de este diagnostico de corto plazo. Esta cambiando la matriz económica en Venezuela, lentamente o no esta cambiando.
Si no esta cambiando: Cual es el gran problema?
1-. El estado corrupto
2- se puso en marcha el desarrollo endógeno y fue insuficiente porque falta industrialización y creación de empleos
3-. Falta cambiar en torno a la propiedad, una reforma agraria
¿Donde esta el gran problema de la economía venezolana?
Cuando Francisco habló de la posibilidad de retirarnos del FMI, me pareció muy interesante, me parece que debemos discutirlo. Tenemos en frente una idea muy audaz, hay que reflexionarla, desde el punto de vista ideológico es un momento oportuno por los cuestionamientos al FMI y al Neoliberalismo, la decisión de retirarse me parece oportuna. ¿Es así?
Carlos Bedoya: mucha deuda ilegitima se esta pagando. Tenemos que profundizar en el análisis de la propuesta, somos acreedores y de eso no hay dudas, pero en el análisis menudo, buscar estrategias concretas. Hay canjes, pero siento que a veces solamente estamos con el principio.
Maria Lucía Fattorelli: Lee una noticia de hoy en Venezuela donde se están pagando 9 Mil MM en servicio de deuda. Tenemos que saber qué deuda se esta pagando. Hace entrega oficial de 1000 firmas recogidas en enero durante el FSM en Venezuela. Mucho ayudará Venezuela si inicia procesos de auditoria de la deuda al resto de Latinoamérica.
Luis Vargas: no se discutió el tema de las alternativas, el ahorro y la inversión, necesitamos una segunda parte del simposio. El presidente Chávez en la ONU criticó la economía de los Estados Unidos, cita El Universal “No recomiendo a nadie compra dólares”. El banco del Sur en su opinión no debe basarse en el dólar.
Gladys Hernández: el proceso venezolano significa para todos nosotros no solo una esperanza sino una reivindicación de luchas que durante tiempo no existieron. Es un proceso que tiene que cumplir con múltiples tendencias y contradicciones internas. Va en contra de la corriente que históricamente tenían en el país. Debemos tener claras varias cuestiones. La situación real en torno a la creación del banco del sur pasa por el análisis detenido de la coyuntura interna y externa del país. J. Valencia aclaro que una renuncia de Venezuela en este momento del FMI no es prudente. Cada uno lo asume desde su punto de vista que puede significar. El planteamiento de Mieres propone la renuncia, pero las brigadas populares deben estar preparadas. Desde el punto de vista técnico, no creo que en este momento estén dadas las condiciones. Nuestros intereses como movimientos sociales no pueden estar por encima de eso. Tenemos clara la esencia de nuestra lucha, tenemos que tener participación en estos procesos.
Haiman El Troudi: hasta ahora hemos constituido una comisión constituida por G. Hernández, J. Marchini, Eric Toussaint y mi persona, elaborará un documento marco para trabajar en base a él. Esto es inicialmente, si alguno quiere sumarse, bienvenido sea.
He precisado 10 ó 12 aristas en torno el tema Banco del Sur:
1-. Correlación de fuerzas
2-. La organización interna del Banco del Sur (democratización como carta de presentación de Venezuela)
3-. El retiro del Fondo Monetario Internacional
4-. El modelo de desarrollo. ¿A que modelo apuntamos?
5-. Estructuración interna del banco
6-. Capitalización interna
7-. Banco del Sur - Deuda del Sur (Son temas vinculantes)
8-. El tema energético. El gasoducto latinoamericano por ejemplo
9-. El medio ambiente,
10-. Economía social, materias primas, industrialización.
11-. Relación con otras entidades
12-. La moneda del Sur.
Trabajaremos un documento inicial que pueda servir de insumo para el debate. Plantearemos un lugar común. En lo concreto debemos construir el socialismo.
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